- Contenido de esta página
- Esquema de las huellas de sangre
- Características. Un primer acercamiento
- Diversos tipos de sangre
- La coagulación y los tiempos
- No existe putrefacción
- No hay signos de arrastre
- Investigaciones de los Drs. Heller y Adler
- Investigaciones del Dr. Baima Bollone
- Color rojo de las manchas. Últimas investigaciones
- [Para saber más]
Para el siguiente apartado sigo fundamentamente a P. Baima Bollone (2009). El misterio de la Sábana Santa. Madrid: Ed. Algaida, pp. 85-92. Bollone es un conocido y experimentado médico, articulista y profesor titular de Medicina Legal en la Universidad de Turín. Autor de numerosas publicaciones científicas y de un afortunado manual de medicina legal, es también presidente honorario del Centro Internacional de Sindonología.
Esquema
de las huellas de sangre
Esquema de las huellas de sangre presentes en la Síndone
Características
Un primer acercamiento
Por otro lado, debajo de las costras de sangre no se ha producido ningún oscurecimiento de los hilos que conforman la imagen, lo que prueba que antes se produjo el contacto directo entre el cuerpo y la tela —con su consiguiente traspaso de sangre— y solo en un segundo momento se produjo la imagen.
Diversos tipos
de sangre
Vídeo. Vernon Miller habla de la presencia de suero en torno a las heridas, algo únicamente visible en las fotografías con luz ultravioleta. Se describen también los análisis de sangre y ADN realizados a partir de muestras tomadas de la Síndone por G. Riggi en 1988.
La coagulación
y los tiempos
Los tiempos de coagulación y de secado de las manchas de sangre se conocen muy bien. Si los trasladamos a las características de las manchas de sangre de la Síndone nos permiten obtener importantes deducciones.
En la sangre vital derramada por pequeñas lesiones, la coagulación se produce en 5-10 minutos. Entre los 20-40 minutos, según la amplitud de la mancha, de la temperatura y de la humedad, el coágulo se retrae y en su superficie aflora el suero, destinado a evaporarse más o menos lentamente. En esta fase, que se alarga durante un tiempo, las manchas dejan huella en los tejidos con los que entran en contacto.
La sangre cadavérica, en cambio, no se coagula, es notablemente fluida y se cuaja sólo si se seca. De esta forma, se explica la amplitud de la mancha en el lado derecho del tórax y la estructura del “cinturón de sangre” de la zona lumbar.
De todo ello se deduce que el cadáver se colocó dentro de la Síndone dos horas y media después de la muerte. Las manchas de sangre vital se coagularon, se transformaron en suero y se fueron evaporando. Esta condición consintió el paso y la absorción por parte del tejido. Investigaciones experimentales han demostrado la posibilidad de pasar a otra tela manchas de sangre vital, siempre y cuando el contacto entre la piel y la tela se mantenga unas 36-40 horas. En el supuesto de la Síndone, el tiempo fue menor, porque se ha probado que después de este tiempo en los coágulos comienza el fenómeno de la fibrinólisis, que determina la licuefacción y una absorción desordenada por parte del tejido, del que no hay rastro en la Síndone. En conclusión, el cadáver estuvo envuelto en la Sábana Santa dos horas y media después de la muerte, y permaneció en ella por un período máximo de 36-40 horas.
No existe
putrefacción
El breve tiempo de permanencia del cadáver en el lienzo es confirmado también por la ausencia de señales de putrefacción. Cerca de los labios faltan trazas de gases amoniacales que estarían ciertamente presentes en el caso del inicio de la putrefacción, un proceso que comienza unas 40 horas después de la muerte y que se acelera en presencia de grandes heridas y de focos contusos, como muestra el cadáver de la Síndone.
Contornos nítidos
No hay signos de arrastre
Las huellas de sangre en la Síndone son nítidas, con perfiles bien definidos, de formas diversas y extendidas por gran parte del cuerpo. ¿Cómo pudo ser separada una tela de casi cinco metros de longitud por más de un metro de anchura de un cadáver ensangrentado, envuelto por ella, sin que quedara señal alguna del despegue de esas manchas de sangre?
El Dr. Vignon, en sus experimentos para conseguir huellas de sangre coagulada, nunca tan perfectos como los que presenta la Síndone, jamás consiguió separar la tela sin estropear en algo la huella de sangre. Por eso estaba convencido de que ningún agente humano habría podido separar la tela sin desfigurar la extrema precisión de los reguerillos de sangre que aparecen en la frente, en la muñeca izquierda, en los antebrazos y sobre todo la mancha de sangre del costado derecho en el que los reguerillos se entrecruzan y separan a semejanza de un encaje [2 M. Solé (1985). La Sábana Santa de Turín. Su autenticidad y trascendencia. Madrid: Mensajero, p. 184. ].
VÍDEO. El físico G. Baldacchini y la sindonóloga E. Marinelli hablan de la ausencia de signos de “arrastre” en la Síndone. Los contornos de las manchas de sangre son nítidos.
Investigaciones
Drs. J. H. Heller y A. D. Adler
STURP 1978. R. Rogers y R. Dinegar usan un aplicador de torque fabricado a medida que controla la presión de la cinta adhesiva sobre la Síndone para recoger muestras. La cinta fue creada expresamente por la compañía 3M para el STURP.
Las investigaciones del laboratorio confirman completamente la naturaleza hemática de las manchas correspondientes con las lesiones que presenta el hombre de la Síndone. Numerosos análisis realizados dan una respuesta precisa en esta dirección. La fluorescencia con rayos X demuestra que en las manchas hay un aumento del contenido de hierro y de calcio, respecto a otras zonas de la tela. Sabemos que la sangre contiene elevados niveles de estos dos elementos y, por lo tanto, se abre el camino a la demostración microanalítica de la sangre.
En 1980, Heller y Adler obtuvieron sugerentes fenómenos de conversión de la porfirina, identificada en muestras tomadas en 1978 de la superficie de la Síndone, durante los exámenes de 1978, referentes a una génesis hemática. Este resultado sirvió como inicio para la investigación y la demostración médico-legal de la existencia de sangre. Heller y Adler continuaron con sus investigaciones y hallaron apreciables cantidades de bilirrubina. Adler relacionó la génesis de esta molécula a una situación de sufrimiento, con la siguiente interpretación bioquímica: «tras las heridas traumáticas, como en el supuesto de la flagelación y de la crucifixión, los glóbulos rojos se rompen y la hemoglobina que deriva forma agregados con la haptoglobina (que tiene el color marrón de la metahemoglobina desnaturalizada), y es también degradada por las enzimas hepáticas que convierten la porción del hemo en bilirrubina. La bilirrubina se une, a su vez, con compuestos proteicos, principalmente la albumina, asumiendo un color amarillo-anaranjado» (Adler, 1988).
VÍDEO. Descubrimientos del equipo STURP (1978) sobre la presencia de sangre en la Síndone. Documental Turin Shroud. The new evidence (Michael Epstein, 2008). En español.
Investigaciones
Dr. P. Baima Bollone
STURP 1978. Baima Bollone toma muestras de hilos de la Síndone.
Respecto a las investigaciones de hematología forense, en 1969 algunos expertos de la comisión de investigación nombrada por el cardenal Pellegrino, extrajeron algunos hilos manchados de sangre. Sin embargo, no llegaron a identificar científicamente la efectiva presencia de sangre en la tela.
En 1978, durante los análisis del equipo STURP, se autorizó al Dr. Pierluigi Baima Bollone para que extrajera doce hilos de la tela. Sirviéndose de métodos comunes de hematología forense, comprobó que en los obtenidos en la zona de los pies había inequívocamente sangre y que ésta había pertenecido a un ser humano. El 6 de mayo de 1981 comunicó estos resultados en una sesión pública de la Academia de Medicina de Turín. Cuatro meses después, el Dr. Adler comunicó los mismos resultados, obtenidos con análisis personales independientes, en el Convenio de la Sociedad Canadiense de Ciencia Médico Forense, que se celebró el mismo año del 24 al 28 de agosto. La única diferencia entre los dos análisis es que mientras que Bollone trabajó con hilos obtenidos directamente de la Síndone, Adler realizó sus análisis con restos “arrancados” de la superficie de la tela mediante cintas adhesivas.
En los años siguientes, la presencia de sangre sobre la Sábana Santa y su naturaleza humana fue confirmada por numerosos investigadores europeos y estadounidenses. Uno de éstos creó incluso los polimorfismos del ADN, llegando a afirmar que se trataba de sangre que había dejado un sujeto de sexo masculino.
Bollone, utilizando el material que le quedaba de las muestras de 1978, procedió con la investigación del ADN en colaboración con algunos compañeros del Instituto de MedicinaLegal de la Universidad de Génova. La sangre de la Síndone pertenece a un sujeto de sexo masculino, pero en ella hay una contaminación apreciable de ADN femenino. Es un resultado explicable si se piensa en los muchos sujetos de sexo femenino que, con probabilidad, han hilado, tejido o manipulado la tela. Las investigaciones sobre el ADN de la sangre de la Sábana Santa han permitido demostrar que éste es demasiado antiguo: de hecho se ha subdividido en segmentos de 323 bases, como ocurre con los restos arqueológicos.
Color rojo de las manchas
Últimas investigaciones
El Prof. Paolo Di Lazzaro con su equipo.
El último problema que plantean las manchas de sangre de la Síndone es el del color, que es de un rojo muy vivo. De hecho, con el paso del tiempo los restos hemáticos se oscurecen y pasan a ser marrones, por la degradación de las moléculas que los constituyen. La hemoglobina se transforma en hematoidina y ésta en hematina que es de color negro.
Se ha pensado que las manchas son rojas porque han sido colonizadas por hongos, del tipo Serratia. Como hemos visto, los Drs. Heller y Adler consideraron que el color rojo es debido a la presencia de bilirrubina, tras los golpes traumáticos padecidos en vida por el hombre de la Síndone. Según el Dr. Bollone, es probablemente más complicada: el color rojo vivo de las manchas de sangre se justificaría por la presencia en ellas de bilirrubina y carboxihemoglobina.
Sin embargo, recientemente (2018) se ha publicado un artículo en la revista científica Applied Optics (ver aquí) que contesta a esta cuestión. Los investigadores italianos dirigidos por el físico Paolo Di Lazzaro, investigador de la Agencia Nacional para las Nuevas Tecnologías, la Energía y el Desarrollo Económico Sostenible (ENEA) de Italia, han comprobado las diversas hipótesis que pretendían justificar el notable color rojizo que todavía mantienen las manchas de sangre de la Síndone después de tantos siglos, como que fuera debido a pigmentos en vez de sangre (McCrone), que se debiese al tratamiento de lienzo con saponaria (Arnoldi), que fuera debido a la bilirrubina y la albúmina (Adler), a la carboxihemoglobina (Bolone) o a una mezcla de sangre y pintura rojiza (Van der Hoeven). Por falta de datos comprobables no se ha podido descartar ni confirmar que el color rojizo sea debido al tratamiento del tejido con saponaria.
Lo que han comprobado es que la bilirrubina es necesaria pero no suficiente. El aumento de bilirrubina por sí solo no conlleva un color rojizo de la sangre al cabo del tiempo. Lo que apuntan los resultados de su experimento es que una sangre con alto contenido de bilirrubina que se expone a una radiación ultravioleta de baja dosis tiende a anaranjear con el tiempo (han esperado cuatro años). Es necesaria la combinación de ambos factores para que se produzca el fenómeno.
Además, el estudio confirmaría la naturaleza hemática (sangre) de las manchas, puesto que muestran indicios de metahemoglobina, una sustancia resultado de la degradación secular de la hemoglobina.
Para
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